La vida es incertidumbre. Por más que busquemos seguridades y certezas, todo es frágil y precario. Nuestro amor, el trabajo, la salud, la vida, todo puede cambiar en la próxima hora. Solemos negar esta realidad para poder vivir sin enloquecer. Hacemos como si la incertidumbre no existiera, y gracias a eso podemos enamorarnos, tener hijos, hacer proyectos. Pero la vida siempre irrumpe para mostrarnos que es arbitraria, misteriosa, cruel y maravillosa. Frente a la incertidumbre solo nos queda aceptarla como la característica central de la vida y aprender a convivir razonablemente con ella, sin pretender controlarlo todo.
El arte de soltar
Algunas personas que vivieron experiencias traumáticas, desarrollan un secreto escepticismo como mecanismo de protección contra el dolor. "Mejor que no me entusiasme así después no me decepciono." Pero; ¿se puede vivir así? ¿Tenés miedo a que te pasen cosas buenas?