La vida es incertidumbre. Por más que busquemos seguridades y certezas, todo es frágil y precario. Nuestro amor, el trabajo, la salud, la vida, todo puede cambiar en la próxima hora. Solemos negar esta realidad para poder vivir sin enloquecer. Hacemos como si la incertidumbre no existiera, y gracias a eso podemos enamorarnos, tener hijos, hacer proyectos. Pero la vida siempre irrumpe para mostrarnos que es arbitraria, misteriosa, cruel y maravillosa. Frente a la incertidumbre solo nos queda aceptarla como la característica central de la vida y aprender a convivir razonablemente con ella, sin pretender controlarlo todo.

Todo ocurre para bien

Por |2014-08-24T14:47:27-03:00agosto 24th, 2014|Adversidad, Aprendizaje, Incertidumbre|

Tenemos que confiar en que estamos en el lugar exacto en el que debemos estar. Las experiencias dolorosas que nos pone la vida nunca se entienden mientras las estamos atravesando. El sentido de todas las vicisitudes de nuestro camino solo se comprenderá cuando lo hayamos transitado. Tenemos que aprender a confiar en la vida, y caminar sin miedo.

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