Hace unos años nos encontrábamos en una situación muy difícil económicamente con mi familia. Para aliviar el estrés, un día fuimos a un parque con mi madre.

Allí un señor que parecía adinerado se bajó de un automóvil de lujo y nos empezó a hablar. Nos preguntó cómo nos conocíamos, a lo que le dijimos que éramos amigos.

Luego nos nos preguntó si estábamos interesados en ganar 3000 mil pesos. Lo único que teníamos que hacer era dejarlo ver mientras teníamos sexo. Nos quedamos serios. Nos dejó su tarjeta, “por si algún día nos animábamos” dijo.

No lo íbamos a llamar, pero la necesidad nos ganó así que le marqué. Le dije que estaba dispuesto a hacerlo, pero mi “amiga” no. El plan era con ella, me dijo, y finalmente terminamos accediendo.

Ya va un año desde que empezamos, y vemos a esa persona cada 3-4 días. Tomamos antes de cada vez para agarrar valor.

Ya me parece normal tener sexo con mi mamá, y hasta lo disfrutamos, pero hemos olvidado que somos madre e hijo.

Todo esto se hizo por nuestra familia. Ellos creen que he dado todos mis ahorros.

Solo mi mamá y yo sabemos la verdad. El problema es que ahora no sabemos si seguir con esto o darle fin.

Mis hermanos ya están por terminar sus carreras y las deudas están pagadas, pero vivimos mucho mejor así, ya no nos falta nada.
Juan

A veces más que moralizar y dejar de hacer algo porque “está mal”, tenemos que poder percibir que “nos hace mal”.

Si queres contarme tu historia o secreto hacelo en forma totalmente anónima ingresa en “contacto”.

Si te parece que está historia puede ayudar a otros compartila.