Un hombre se compró un perro.

Trabajaba todo el día así que lo veía por las noches y en el desayuno.

Era la empleada quien lo paseaba, le daba de comer, lo llevaba al veterinario.

El perro entendió bien a donde estaba el amor.

El que tenía más dificultades en comprenderlo y se enojaba con la realidad era el dueño.