Verónica se preguntaba si era histérica, estaba loca, o peor aún, era una mala persona.
A sus cuarenta y seis años, el tema del amor siempre la había tomado, resultándole difícil discernir qué era lo que sentía. Al igual que la mayoría de los seres humanos, necesitaba agradar, caer bien, sentirse valiosa.
En su juventud, su madre había intentado ayudarla sin darse cuenta que lo único que hacía era condicionarla, limitarla, amputarla.
-Yo era inestable como vos, hasta que conocí a tu papá y él me ordenó, me dio seguridad, -le decía.
¿Acaso la seguridad era algo externo a uno? Y de ser así; ¿no existía una vulnerabilidad enorme si esa persona se moría o simplemente elegía separarse?
Estas preguntas que no existían para su madre, tampoco habían surgido en Verónica. Las palabras de los padres solían ser sagradas y marcar a fuego a los hijos, hasta que la realidad, implacable, venía a arrasarlas y enseñar otras formas de vivir, a un precio siempre costoso.
Finalmente Verónica conoció al hombre que vendría a ordenarla. Después de algunos años de un romance tranquilo y consistente, se casaron. Sin embargo, algunas preguntas corrosivas permanecían guardadas en su corazón.
-¿Qué hubiera pasado si seguía más tiempo de novio con fulano? ¿Y si me casaba con mengano?
El hecho que su marido hubiera sido el único hombre de su vida sonaba romántico al principio, cuando los amantes piensan y dicen todo ese tipo de fantasías. Pero luego de una década, los hijos y la rutina, las preguntas políticamente incorrectas que estaban agazapadas volvieron a irrumpir. En principio no era nada malo ni peligroso, simplemente estaban ahí como otras tantas melancolías de la vida.
Sin embargo, algunos años después de cumplir cuarenta años, el amor volvió a entrar en escena. La ¿accidental? aparición del primer novio fue un terremoto que partió el piso y su existencia en dos, rompiendo con todo lo estructurado. Justo a ella le venía a pasar semejante desgracia. Con lo que le había costado ordenarse gracias a la ayuda de su marido, un romance inoportuno e imposible de frenar, venía a destruir todo. Rápidamente Verónica se encontró en carne viva, dual, y viviendo una doble vida que jamás hubiera imaginado. ¿Cómo era posible?
Ella, que siempre se había creído incapaz de mirar a los ojos a su marido si le hubiera sido infiel, se encontraba mirándolo todos los días, haciendo el amor con él, y llevando una vida aparentemente normal cuando nada lo era. ¿Era una hija de puta? ¿Inestable? ¿Adicta al sexo? ¿Por qué le venía a pasar esto justo a ella?
El tiempo fue pasando y el vínculo prohibido no se disolvía. Él también estaba felizmente casado, circunstancia que le daba cierta estabilidad al romance, porque ambos tenían mucho en juego y podían comprender al otro, sin exigirlo. Verónica oscilaba entre sentirse una mala persona, y creer que era una cobarde que no se animaba a tomar la decisión de dejar a su marido.
Lo que había comenzado como algo lindo que no se podía evitar porque era una cuenta pendiente, se había transformado en lo más maravilloso de su vida. Por supuesto que sus hijos estaban en primer lugar, pero el día de mañana harían su propio camino y ella se quedaría atrapada en un matrimonio que si bien era muy bueno, no tenía esa electricidad que encontraba en su amor prohibido.
Así las cosas, la vida se había convertido en una dualidad que le partía la cabeza. Con su novio podía vivir lo secreto, la intimidad, la confianza, el poder hablar de todo sin miedos, descubrir en serio el sexo.
Compartir la imposibilidad de que fueran una pareja, los unía aún más. Era un dolor y una frustración tan grande en la que ambos coincidían, que terminaba siendo otro punto de encuentro fuerte.
El llegar a casa era en cierto sentido, un infierno. Sus hijos eran lo más lindo de su vida, pero todo lo demás, representaba una cárcel de la que no podía salir. Se sorprendía a sí misma pensando así, dado que su marido era una excelente persona y el matrimonio que tenían era muy bueno. Sin embargo, el diablo había metido la cola y ya nada era lo que había sido.
A veces, estando sola en su casa, reflexionaba en tomar coraje y hablar con su marido. Tan pronto terminaba de envalentonarse, accidentalmente veía un marco con una foto de toda la familia unida y sonriente, y sus ilusiones se venían abajo como un piano. ¿Tan frágil era todo? ¿Cómo saldría de aquél laberinto?
Lo único que el tiempo le iba mostrando es que no habría una salida que no fuera dolorosa. La idea que el romance podría diluirse, o que su marido podría morirse o hasta enamorarse de otra persona y liberarla, eran fantasías.
La sensación de no tener escapatoria la sumía en un estado depresivo, que contrastaba con el gozo de encontrarse con su amante. Le resultaba increíble estar en una montaña rusa sentimental, en la que podía pasar del paraíso al infierno en un instante.
Harta de oscilar entre sentirse una mala persona y una cobarde, se sentía presionada a tomar una decisión. La realidad era que esa idea no era practicable porque Verónica no estaba dispuesta a soltar nada. No quería perder a su novio, que era su alegría, ni entregar la foto familiar con todos sonrientes.
En ese estado calamitoso llegó al consultorio de un terapeuta. Le contó su infierno.
-Le diría que está atravesando un momento sumamente interesante, -dijo el terapeuta.
Verónica no entendía nada. No sabía si se estaba burlando de ella, o cual era el significado de aquél comentario.
-No trate de arreglar nada. En primer lugar, porque no se puede. Y es probable que sus esfuerzos por corregir defectos y problemas, solo los agraven. Pero por otra parte, porque usted no está en condiciones de decidir nada, -completó.
Verónica sintió una mezcla de alivio y angustia. Alivio, porque la habilitaban a seguir viviendo esas dos realidades que tanto quería y que no deseaba perder. Saber que no tendría que encarar acciones dolorosas y difíciles, la tranquilizaba. De todas formas, era consciente de que esta situación no se podía prolongar indefinidamente, por lo cual tarde o temprano tendría que enfrentarla y pagar los costos correspondientes, que parecían descomunales.
-¿Qué es lo que tengo que hacer?, -imploró.
-Viva, -fue la precisa indicación del terapeuta.
-Tan fácil de decir, y tan difícil de hacer…, -se aflojó Verónica. -Se me hace intolerable seguir con esta vida…
-¿Me dijo que llevaba cuatro años con esta situación, no?, -chequeó el profesional.
-Sí.
-¿Está dispuesta a seguir conviviendo con este asunto?
Verónica sintió aquella pregunta como un castigo. Como el infierno mismo, en donde uno tiene el problema del sufrimiento, pero existe algo peor: la falta de escapatoria. Una desesperanza perpetua.
-¿Cree que si le dice a su amante de cortar la relación, sería más feliz?, -provocó el terapeuta.
-Me muero, -contestó Verónica en el acto.
-¿Y cree que si se separara de su marido sería más feliz?
Verónica se sintió como si le hubieran realizado una emboscada. Era claro que tampoco sería más feliz así, por lo cual estaba atrapada en su contradicción.
“-¿Qué cosas buenas le trajo este amor prohibido?”, preguntó el terapeuta con un tono casi científico.
A Verónica se le iluminó la cara como a una niña. – Todo. Me despertó. Me resucitó. Puedo volver a sentir, percibir, experimentar, saborear la vida. Me había convertido en una roca, en un pedazo de hormigón armado, y volví a mi humanidad. Y esa reconexión con mis emociones, con lo que siento, conmigo misma, no tiene retorno. No quiero volver a ser lo que era, una suerte de autómata…
-No importa si quiere o no; usted nunca más va a volver a ser lo que era antes de esta crisis, -le espetó el terapeuta. -Y aunque no le guste lo que le voy a decir, le cuento que lo que le está sucediendo es un drama común y corriente, -continuó el analista.
-Casi todas las personas, a lo largo de su vida, se enamoran de alguien que no es su pareja. Y lo que se juega ahí son muchísimas cosas que estuvieron guardadas, atrapadas, apretujadas durante largos años. Es por eso que salir de estas crisis lleva tiempo. Menos que el que se tomó en producirlas, pero bastantes años de todas formas, -dijo el terapeuta.
-¿Años?, -desafió Verónica con desesperación.
Ante el silencio del profesional, ella permanecía callada, reconociendo la sabiduría de sus palabras. Viendo que sus ojos rogaban alguna directriz, el terapeuta prosiguió.
-Transite. Ponga todo su amor en cada una de estas dos realidades. Por más que parezcan irreconciliables, no lo son. Son dos caras de una misma moneda. Y usted es el punto de unión de ambos opuestos.
-Es central que esté dispuesta a convivir con esta situación todo el tiempo que sea necesario, -prosiguió. -Todo ser humano atraviesa ciertos momentos en la vida en donde es sometido a fuerzas contradictorias tan grandes, que cree que será desgarrado en dos partes. De un lado quedará un brazo, una pierna y un pedazo de cuerpo, y del otro, la mitad restante. Pero eso es solo una sensación psicológica. Muy fuerte, por cierto, pero solo ocurre en el cerebro. Hay que aprender a lidiar con ella.
Verónica escuchaba inspirada.
-Y como decía un gran terapeuta, ni siquiera tenga avidez por resolver este problema. Puede ser feliz aunque esté en el medio del fuego. De hecho, la felicidad no es la ausencia de problemas, sino la capacidad de aprender a estar bien, en medio de ellos.
La consulta llegaba a su fin, por lo que Verónica se paró y caminó hasta la puerta. Antes de saludarla, como si quisiera que ella no olvidara lo importante, el terapeuta repasó las consignas.
-No tenga avidez por resolver el problema. No se apure. Viva. Transite. Ponga todo el amor que tenga, en cada situación que le toque vivir. En su momento y en su forma, la vida se abrirá y usted sabrá cómo y por dónde seguir. Y mientras tanto, dé gracias por todo, porque usted estaba muerta y la vida le dio una oportunidad.
Artículo de Juan Tonelli: Oportunidades de un amor prohibido.
[poll id=»107″]
Actualmente tengo una relacion con un hombre casado con la diferencia de que soy viuda. Entiendo q el no va a destruir su matrimonio y aun no se si yo quisiera compartir la vida.Como estamos en ntros primeros momentos quisieramos estar todo el dia juntos pasa que nos separa tantos kms . Por ahora nos conectamos diaria.mente por chat planificando el proximo encuentro. Esta relacion en verdad me devolvio la vida.Dios dira si algun dia nos unimos como pareja, hasta tanto la disfrutamos plenamente, sin exigirnos tratando de no invadirnos. Viva el Amor!!!
Gracias por compartir tu historia Ester…. La vida no deja de sorprendernos, no? Un abrazo muy grande y que todo encuentre su lugar.
El Universo conspirara a mi favor. Ojala el destino me permita terminar mi vida a su lado
Ester linda… Ojalá que sea. Y sino, dar gracias porque ocurrió, por el encuentro como haya sido.
viví una intensa pasión con un hombre casado. No se animó a dejarla, prefirió seguir en su zona de confort. Sufri, fue amor….él intentó revertir hasta lo que yo significaba como mujer…..fue duro, pero sé que lo que vivimos juntos fue único para ambos.
Qué difícil Antiguavida…. Un abrazo
Hoy despues de 20 años vuelvo a encontrarme con mi primer amor, fue el tipico primer amor que suele desaparecer dejando las preguntas de siempre, que hubiese sucedido, me amo ..? y tantas otras mas..yo nunca lo olvide. Guardo aun un regalo, el unico regalo..el unico recuerdo que no pude soltar. Aunque solo nos mandamos msj..el me confeso su amor, me dijo textual : «te vi y te amo, siempre seras mi amor».fue recibir de la nada la respuesta de lo que siempre me habia preguntado, la duda que duro y lleve por 20 años.
Cuando comenzamos a hablar paso algo gracioso el reprocho porque lo habia dejado, yo respondi que habia sido el..cuestion ninguno sabemos porque dejamos de hablarnos pero los 2 afirmamos que fue el otro el que temino la relacion..Hoy nuestra realidad yo divorciada con hijos, el en pareja 3 hijos..no se si en algun momento nos veremos pero el amor esta, hoy se que siempre estuvo, nunca se fue…y creo que de eso se trata el amor, el verdadero no siempre se logra tener, pero siempre esta en nuestro pensar, en nuestro corazon.
Sonia: el amor es parte un misterio, como el que vos describís. Escapa a nuestro entendimiento. Sucede. Es una gracia. Pero el amor maduro es otra cosa. Es una construcción que uno hace a partir de esa chispa… La magia, cuando no se la reprime (como fue tu caso), dura un tiempo. Después se agota y viene la tarea que pocos quieren hacer, que es construir… Sino, con la magia no se llega a mucha profundidad…
Ojala encuentres tu camino.
Un abrazo
Yo si estoy arrepentida de no haber escuchado a mi corazon, estaba casada y no me anime, pensaba como iba a mirarlo a los ojos a mi marido,a pesar de su indiferencia hacia mi, no pude
Hoy estoy separada y sola, por propia decision,
Estoy arrepentida de no haber escuchado a mi corazon hace años, porque estaba casada y sabiendo q mi marido me ignoraba como mujer, segui con el y no.pude estar con nadie. Hoy estoy separada, sola, y reprochandome por queno lo intente, y los años pasaron y aca estoy con una hija d 8 años y sola, decidi separarme con plena seguridad y cuando tuve esa oportunidad no la supe aprovechar. Quizas algun dia pueda encontrar a alguien que me haga sentir que estoy viva, y que le importo realmente, y esa oportunidad esta vez no la dejo escapar….
Alejandra…
Vas a encontrar tu camino. Aprovecha todo esto para madurar, poder ver a las personas tal cual son, y poder verte vos tal cual sos. Y eso abrirá el camino para encontrar un buen compañero de ruta…
Un abrazo y ánimo!
puse más interés en los comentarios y me sorprendió que todas las que escribieron encontraron el amor, según ellas, pero todas con un impedimento!
Es que la vida es aprender a sortear impedimentos, o a convivir con ellos, Elsa… Lo demás es fantasía infantil… Animo! Un abrazo
Mi historia es muy parecida a la relatada en este articulo,encontré el amor de mi vida estando de novia,el llevaba 3 matrimonios encima y 3 hijos,yo 7 años de noviazgo. En ese momento vivimos una intensa relación de 1 año y medio,después yo decidí casarme con,mi novio,porque obviamente me daba la seguridad que mi nueva relación no. Después de 14 años volvimos a encontrarnos y mis sentimientos seguían intactos al igual que los de el. Nos vemos y tenemos una relación desde hace 2 años pero no me ánimo a separarme por miedo,por mis hijos,por la familia,y tampoco puedo estar sin el,vivimos extrañándonos y solo a su lado siento que soy plena,feliz. Es muy doloroso no encontrar una salida.
Cristina… Vas a encontrar una salida. Son temas muy complejos que llevan tiempo. Mucho tiempo. Situaciones que involucran todos los aspectos de la vida de una persona, que se fueron forjando a lo largo de muchos años. No es fácil. Hay que tener paciencia porque requiere tiempo. Misericordia para no destruirnos en el camino, condenándonos injustamente. Y confianza, sabiendo que vamos a atravesar esa situación. Un abrazo grande
que dilema ,parecida ami mi historia solo que yo hace muchos años estoy separada y recien desperte a vivir de otra manera reconociendo en mi a otra mujer…..
No te aflijas, Paula… Siempre nos pasa así. Aprender a vivir lleva años. Nos cuesta soltar ataduras, fantasías, idealizaciones, miedos que tenemos… Tratate con compasión y delicadeza. Un abrazo
Muy bueno. Me gustó el relato. Da a pensar.
Hasta ahora, nunca me pasó. Apenas estoy comenzando a vivir.
Y si me llegara a pasar espero recordar la frase del final. La cual me gustó mucho.
Felicidades por tu blog. Creo que a partir de ahora me vas a tener como una lectora frecuente.
Ya va a llegar, Gilda… Sobra tiempo 🙂
Me encanto las frases del terapeuta.. es cierto que hay que dar amor en cada paso que damos y que vivimos día a dia… sin embargo los.problemas nos consumen con el tiempo y la edad sobre todo llevar una doble vida nos resulta frustrante pero a la vez nos permite revivir y volver a conectarnos con nosotros mismos
Totalmente Angie… El cuento no pretender ser una apología de la doble vida, por favor. Solo que despelotes de ese tipo, que también son parte de la vida, pueden despertarnos a realidades más profundas que tenemos sepultadas y no queremos ver por temor a perder seguridades…. Un abrazo y gracias por comentar!
Hace poco encontré este relato por casualidad. He estado encerrada en un matrimonio que solo tenía rutina, apariencia y la unión más fuerte entre ambos: los hijos… Entonces me enamoré de un amor prohibido y después de un año y medio me decidí y me separé, no por irme con mi amor prohibido, porque no me daba garantía (aunque en la actualidad estamos juntos y felices) me separé porque no quería estar encerrada en un matrimonio por la simple apariencia. Fue muy duro, había días que no me importaba que me pasara algo grave… pensé muchas veces que nunca encontraría la salida, cuando en realidad la salida estaba bien marcada, sólo tenía que ser valiente y coger esa «puerta». Este nuevo amor «prohibido» no sé si durará, pero hasta ahora me ha hecho sentir un fuego interior que a mis 40 años jamás había sentido. Para mí, ha merecido la pena.
Que bueno Taika…. La verdad q seguir en una pareja en donde todo es solo apariencias es un dolor enorme y un sinsentido….