Hans Langsdorff era el capitán del acorazado alemán Graf Spee.

Comenzada la Segunda Guerra Mundial, el 20 de septiembre es autorizado a atacar barcos mercantes británicos que navegaran aguas del Atlántico Sur.

En las siguientes 10 semanas, el Graf Spee hunde o detiene 9 barcos ingleses con sus 50.000 toneladas, sin que hubiera un sólo muerto.

El legendario capitán sabía que sus días estarían contados ya que difícilmente los aliados dejaran impune semejante ofensiva. Por eso, Hans Langsdorff decide casarse con su joven novia que residía en Alemania. La idea era simple: dejarle una pensión si moría en combate. Como no era posible interrumpir su misión para contraer matrimonio, decide casarse con ella a través de un poder.

Hans Langsdorff sabía lo que hacía; con el Graf Spee severamente dañado no tuvo más remedio que hundirlo para que no lo capturaran los enemigos. Y para que no quedaran dudas acerca de las razones del hundimiento, el 19 de diciembre de 1939 y envuelto en una bandera alemana, el gran capitán se quitó la vida de un balazo. Dejaba en claro su valentía y honor.

Los funerales  se realizaron en el Cementerio Alemán de Buenos Aires y la joven viuda viajó especialmente para asistir a los mismos, y  conocer a toda la tripulación que estaba bajo las órdenes de su difunto marido.

En ese contexto, la viuda de Langsdorff y el cocinero del Graf Spee además de conocerse se enamoraron, se casaron y se quedaron a vivir en la Argentina. El matrimonio duró varias décadas, hasta la muerte de él.

Artículo de Juan Tonelli: Amor y destino.